EL
NIÑO INTERIOR HERIDO
Y EL ADULTO QUE NO PUEDE SER QUIEN ES
Sabes
que tienes un niño interior herido si alguna vez te ha pasado alguna de estas
cosas: no has podido controlar tu manera de reaccionar o incluso has
reaccionado con violencia; tienes miedo a la soledad; sufres de co-dependencia o
apego afectivo insano en tus relaciones; repites eventos de tu vida una y otra
vez (relaciones tóxicas, perder empleos, amistades que te usan); te cuesta
trabajo mantener metas claras o un proyecto de vida definido; te auto saboteas
de modo continuo en diferentes áreas de tu vida; te juzgas y te criticas
constantemente; sientes que eres una víctima ya sea de personas o
circunstancias y que no tienes control de tu vida; no toleras la mentira; eres muy
exigente contigo mismo y con los demás; ante el mínimo problema tu reacción es
huir; eres un solitario no por elección sino por temor al rechazo; si te es
difícil mantener una relación de pareja.
Estos
son algunos de los “síntomas” de que en nuestro interior aún somos un niño
herido que espera ser rescatado, solo que ahora eres tú el adulto a cargo y
eres tú quién debe tomar en sus manos a ese niño y hacer de sus cuidados y
bienestar más que una prioridad, un estilo de vida. Para comenzar a dar pasos a
este “rescate” necesitas conocer cuáles son tus heridas y cómo influyen en tu
vida; una vez que las conoces el siguiente paso es aceptarlas para poder
sanarlas y así llegar realmente a conocer tu esencia.
Antes
de llegar a la adultez todos hemos sido niños y todos hemos sido condicionados
de uno u otro modo (sea positiva o negativamente) por el entorno familiar en el
que crecimos; por los adultos que nos criaron y por los que nos educaron. El adulto
que hoy somos es el resultado de las experiencias vividas desde nuestra más
tierna infancia, aun de esas que viviste siendo tan solo un bebé de pocos días
o incluso desde el momento mismo en que
somos gestados. Los traumas y heridas emocionales que se producen en esas etapas
de nuestra vida forman nuestra personalidad de adultos y tienen una enorme
influencia en nuestra vida actual.
Las
cinco heridas emocionales más comunes producidas en esa etapa y que nos impiden
ser nosotros mismos son: rechazo, abandono, humillación, traición e injusticia.
Lise Borbeau nos habla sobre ellas en un maravilloso libro llamado “Las 5
heridas que impiden ser uno mismo” y en las siguientes entradas iré hablando de
cada herida y la máscara que usamos para cubrirla, usando como material de
apoyo el iluminador y sanador trabajo de Borbeau.
La
ignorancia sobre la existencia de estas heridas emocionales, unida al miedo a revivir
esas heridas es lo que no nos permite ser nosotros mismos. Estas heridas nos
obligan a interpretar un papel que tenemos poco o nada estudiado y que no nos
corresponde porque nos alejan de nuestra esencia ya que al ser heridos en la
niñez nuestra reacción fue formar una máscara para cubrirla e intentar evitar
el sufrimiento. Intentamos esconder esas heridas con el maquillaje de una
máscara, pero solo estamos ignorándolas y cuanto más esperamos para tomar la
decisión de verlas y sanarlas, más se agravan y perjudican nuestra vida. Es
mucho más complicado todo cuando no nos hemos dado cuenta que estamos heridos y
desde el ego defendemos a rajatabla nuestra máscara pensando que es lo que
somos y que estamos bien así.
Conocer
cuáles son estas cinco heridas, sus consecuencias y la máscara que creaste para
taparlas es fundamental, ya que están directamente ligadas a cómo enfrentamos
la vida actualmente, a la calidad de las relaciones con las personas de nuestro
entorno; a las decisiones y reacciones que tienes. Conocerlas hace posible
completar el proceso de desarrollo de tu verdadera personalidad y que te
vuelvas más adaptable a las circunstancias de la vida y más saludable
emocionalmente al sanarlas y deshacerte paulatinamente de ellas. Para poder
sanar esas heridas, el primer paso es poder reconocerlas; si nos cuesta
identificarlas es porque desde el ego nos ocultamos tanto tras la máscara para
no ver ni sentir esa herida que hemos sigo cegados por esta. Una máscara no es más
que una personalidad que tapa esa herida que nos genera sufrimiento y que nos
permite sobrevivir aparentemente sin dolor, pero totalmente alejado de tu
esencia y sin ser fiel a ti mismo; una máscara no eres tú de ninguna manera y
es hora de quitártela para poder ser libre.
Una
vez que tienes ese conocimiento, poder elegir como sanarla para cambiar los
resultados que obtienes y dar pasos hacia una vida transitada desde tu
auténtico ser y que sea totalmente tu elección y tu responsabilidad. Toma de la
mano a tu niño interior, ámalo, crea una
vida maravillosa y libre para él o ella. La elección y el poder están dentro de
ti, en el encuentro con tu verdadero yo.
Mariela Montenegro - Marzo de 2020
Comentarios
Publicar un comentario