¿QUE DICEN DE TI TUS ADICCIONES?
Una adicción es una necesidad o dependencia obsesiva y compulsiva hacia una sustancia, un objeto, una relación, una actividad un hábito (morderse las uñas, hurgarse la nariz, chismear, criticar, etc.). Cualquiera puede convertirse en adicto a casi cualquier cosa, ya sea alcohol, tabaco, sexo, juego, drogas, comida, redes sociales, videojuegos, compras compulsivas o cualquier cosa que provoque ideas obsesivas y derive en comportamientos compulsivos.
Desmenucemos la palabra en sí a-dicción; puede traducirse como “no dicho”, define la carencia de decir algo, la falta del uso de verbo; es así que las adicciones tienen una relación directa con lo no dicho por quienes las tiene. La persona adicta siente que no quiere o no puede llegar a expresarse, a ponerle nombre a lo que le pasa, es por ello que busca fuera de sí mismo algo que gobierne su vida, sus decisiones y a quién hacer responsable por sus errores. Toda adicción tiene como finalidad inconsciente evitar el contacto con las emociones: sentir lo que sea que el individuo no puede manejar (un vacío existencial, falta de amor, soledad, angustia, baja autoestima). La realidad que vive el individuo le hace sufrir y la adicción disfraza ese sufrimiento de forma temporal haciendo que “olvide” esas emociones o que por un rato “dejen de existir”. Toda adicción marca la falta de algo anclada en el subconsciente y el cuerpo busca compensar ese algo con tabaco, alcohol o cualquier cosa adictiva; cuando termina el efecto de esa “cosa adictiva” el cuerpo siente nuevamente que algo le falta y el individuo vuelve a repetir el ciclo de la adicción.
Las personas que caen en la adicción lo hacen como un modo de lidiar con experiencias, eventos, resentimientos o cosas que le abruman emocionalmente y no saben cómo enfrentar. Un evento o serie de eventos generan emociones intensas con las que la persona siente que no puede lidiar y busca algo que lo libere de ese dolor; encuentra alivio en un elemento adictivo y esto a su vez desencadena otra serie de eventos como el daño en sus relaciones sociales y personales, arriesgar o perder el empleo, alejar a las personas cercanas, perder a la pareja, ser el blanco de críticas; esto a su vez le genera más estrés y sufrimiento por lo que buscan otra vez el alivio en la adicción ya que sienten que esta los recibe sin juzgarlos y los alivia. Este patrón de conducta se vuelve parte del día a día del adicto y llega un punto en que no sabe vivir de otra manera.
Según la Biodecodificación, las adicciones tienen relación con la madre o con la influencia del rol materno sobre quién las sufre y en menor medida, del rol paterno. Existe un conflicto real o simbólico con la figura materna; una madre sobreprotectora o una madre ausente; la persona siente que no recibe todo el amor que necesita o de la manera que quisiera recibirlo de parte de su madre. El adicto siente la necesidad inconsciente de que mamá le ayude a enfrentar el reto y esté a su lado.
Un niño que no se sienta querido por su familia o que pida afecto una y otra vez sin recibirlo, probablemente desarrolle una adicción a los dulces; buscará en el chocolate o en otro tipo de golosinas obtener la dulzura que le falta en su vida y compensar la sensación de falta de amor.
Un niño que siente mucha rabia contra sus padres, pero sabe que no está habilitado a agredirles porque perdería su amor, desarrollará el hábito de comerse las uñas; quita de su cuerpo un elemento de defensa para impedirse a sí mismo ser agresivo.
En un adulto, una adicción al sexo habla de conflictos con el placer; el individuo siente que no fue un producto del amor sino de una noche de placer. Lo no dicho aquí es la sensación de “Hago lo que mi padre o mi madre no hicieron por temor al que dirán”.
Una adicción al trabajo habla de estrés afectivo, siente que no fue deseado y buscan demostrar que puede hacer mucho y ganar mucho dinero, que su vida VALE.
Un comprador compulsivo, que compra cada vez que tiene dinero o aun cuando no lo tiene y se genera deudas, probablemente busca sentirse poderoso e importante. Quizás en su niñez pedía cosas a sus padres y siempre recibía un “no” como respuesta, eso le hizo sentir poco amado. Ahora en la adultez, ahoga ese sentimiento doloroso comprando compulsivamente, para decirse a sí mismo que es importante y amado.
La adicción al juego nos habla del dolor ante un rechazo, falta de adaptación, sentimiento de falta de amor. El jugador compulsivo busca atenuar su inconformidad, soledad, ira y rabia a través de estos momentos donde la adrenalina le sube tanto que lo aísla de todo ese dolor emocional.
El tabaquismo tiene que ver directamente con la madre y el territorio; el fumador “marca territorio” con el humo y el aspirarlo es la necesidad de aire y libertad; se siente apartado de su territorio, invadido y juzgado. Siente que su madre le quita alegría de vivir. Los pulmones simbolizan la libertad y la comunicación, los fumadores quieren crear esa libertad y esa comunicación que no tienen con su madre; como el fumar no le brinda ese acercamiento que desean, entonces el ciclo se repite y continúa fumando.
El alcoholismo se relaciona con el deseo de huir de las responsabilidades, el deseo de seguir siendo un niño irresponsable y no ser castigado por ello; el alcohol permite evadirse de ser un adulto responsable y hacerse cargo de su vida. El alcohólico tiene un chip en su inconsciente que le dice que sus padres no le aman, que el amor que le demuestran es falso y a través de hacerse daño con el alcohol reta al padre o a la madre a que “lo amen”. Y en la mayoría de los casos logran su cometido a través de esta adicción, ya que los padres se preocupan, le dan dinero, lo acogen en su casa y se ocupan de él.
Las drogas se relacionan con el sentimiento de sentirse alejado, separado e ignorado por mamá o papá. A través de las drogas se evade la emoción de sentirse poco amado o poco importante para los padres, es común que adolescentes con padres o madres ausentes caigan en las drogas para evadir el sentimiento de “abandono”. En el caso de adultos, la adicción a las drogas puede presentarse al perder una vida familiar que era valiosa, mujeres que estando en un matrimonio se sienten ignoradas o personas que viven solas y al llegar a casa solo encuentran silencio. Cada droga a su vez tiene su propio bagaje de significado emocional.
Cocaína: Odio hacia el padre. La cocaína desinhibe y da ilusión de un gran despertar y de una facilidad para expresar lo que no se atreve a expresar estando sobrio.
Marihuana: conflictos de identidad, lidiar con una separación de pareja, dejarse llevar.
Heroína: da la ilusión de energía y gran optimismo, el adicto tiene la intención de ser un héroe por sentir que le falló o que no ha sido el héroe de alguien. No logra defender aquello en lo que cree.
“Toda adicción surge de una negativa inconsciente a enfrentar el dolor y salir de él. Toda adicción comienza con dolor y termina con dolor. No importa a qué sustancia sea usted adicto: alcohol, comida, drogas legales o ilegales, o una persona, usted está usando algo o alguien para ocultar su dolor”.
Eckhart Tolle
Como ya se ha hablado en posteos anteriores, los pensamientos producen emociones y las emociones producen pensamientos; tú eres responsable de la identidad que vas formando con tus pensamientos y emociones. El individuo que ha caído en un ciclo de adicción está atrapado en creencias del pasado, en emociones antiguas que forman una identidad que lo lleva a esa adicción; para salir de ese ciclo el camino es desechar esas emociones antiguas y esas creencias que solo le provocan daño, cambiar los pensamientos para influir en nuevas emociones que generen nuevos pensamientos que cambien su realidad.
Para comenzar a recorrer el camino de cambiar esa realidad se deben dar pasos que conduzcan hacia el construir una nueva información, crear un bienestar emocional que no dependa de nadie más que del propio individuo; la coherencia y paz interior son sanadoras. Esta es una sugerencia de cuáles pueden ser esos pasos:
• Toma plena consciencia de tu situación, no la niegues, ni la rechaces, ni te
juzgues a ti mismo. No la trates como algo malo, reprobable ni quieras “
castigarte” a ti mismo por tu adicción. Simplemente reconoce que
estás sufriendo una adicción, será el primer paso para deshacerte de ella.
• Entiende que dejar una adicción es un proceso de todos los días y no
permitas que la frustración te hagan abandonar ese proceso.
• Busca ayuda profesional. Un psicólogo, psiquiatra, un centro de ayuda contra
las adicciones.
• Observar tus pensamientos, se un observador constante de ti mismo, mírate,
gestiona tus emociones, decide transitar el camino más sano para ti cuando
la tentación de la adicción se presente.
• Cuestionar todas tus creencias sobre ti mismo. Detrás de cada adicción hay
una o varias creencias limitantes alimentándola. Descubre cuáles son las
tuyas para desarticularlas.
• Buscar un proyecto de vida que te apasione y concentrar en él tus fortalezas
y recursos.
• Comienza alguna actividad nueva, clases de baile, de idioma, de pintura o un
hobbie o actividad que te distraiga, te guste y mantenga tu mente ocupada
de manera creativa.
• Vive el presente.
• Elige ver tu propio valor.
• Comprende que la vida puede tener inconvenientes y que escapar de ellos a
través de alguna cosa adictiva no te ayudará a superarlos.
• La lejanía de tu familia no es motivo para hacerte daño a ti mismo.
• Decide amarte, aprobarte y disfrutar de quién eres.
• Conviértete en el adulto que hubieras necesitado cuando eras niño y hazte
cargo de ti mismo.
La única opción para deshacerse de una adicción es dejar de ser VICTIMA de la condición de adicto para convertirse en el RESPONSABLE de una nueva condición de individuo libre y sobrio.
Mariela Montenegro
Julio 2018
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